“Sin ánimo de lucro” significa “plenamente comprometidos con la sociedad”
Tradicionalmente se ha definido a las entidades del tercer sector por lo que no son (ONG – Organizaciones No Gubernamentales – o ONL – Organizaciones No Lucrativas) y la propia expresión del “tercer sector”, que no es más que un ordinal no descriptivo.
Fuente: Observatori del Tercer Sector
Autor: Pau Vidal
En los últimos tiempos, sobre todo en Estados Unidos y Latinoamérica, ha surgido con fuerza un intento de buscar un nombre con significado como es OSC – Organizaciones de la Sociedad Civil-.
Este hecho a veces nos lleva a fijarnos, precisamente en lo que no eres, en lugar de centrar la atención en lo que es la razón de ser. A propósito de ello, el otro día leía un tuit provocativo que decía algo parecido a: “¿Qué quiere decir sin ánimo de lucro? ¿Que no necesitan ingresos como cualquier empresa?”.
Evidentemente, es cierto que las entidades del tercer sector, como cualquier otra organización, necesitan ingresos para sobrevivir y poder cumplir su misión, pero la diferencia fundamental es que ese dinero es instrumental, y la razón de ser de las organizaciones no lucrativas es el compromiso con la sociedad; es decir, trabajar para la mejora social o la mejora de la convivencia. Este compromiso con la causa (sea ambiental, educativa, social, cultural, de cooperación internacional etc.), es el motivo por el cual las personas eligen una forma jurídica no lucrativa para sus emprendimientos en lugar de hacerlo con una forma mercantil clásica. En su actividad no buscan el reparto de los beneficios a unos accionistas particulares ni generar un patrimonio que dejar a sus herederos.
Este fuerte compromiso social es lo que las entidades no lucrativas debemos poner en evidencia con fuerza, ya que es lo que diferencia y da valor a las entidades. Los miles de organizaciones no lucrativas que existen en nuestro país son el resultado de personas comprometidas con la sociedad que han decidido libremente apostar por la sociedad por encima de los beneficios personales que pudieran generar sus proyectos. La fuerza de este compromiso se manifiesta tanto en los emprendedores sociales que han creado asociaciones, fundaciones y cooperativas de iniciativas sociales existentes; como en los miles y miles de personas que trabajan en estas organizaciones, conciliando diariamente carrera profesional y compromiso social.
Evidentemente, las organizaciones no lucrativas no tienen ni pretenden tener la exclusiva del compromiso social: también hay empresas con un fuerte compromiso social. Pero es cierto que la ausencia del ánimo de lucro es una apuesta valiente y radical que les permite no tener que conjugar equilibrios entre el lucro personal (legítimo) y el compromiso social.
Históricamente, este hecho ha justificado una atención preferente en forma de subvenciones y algunas exenciones. Esto obliga a realizar un seguimiento público y abierto para garantizar su carácter y, de hecho, es por ello que el propio tercer sector se ha dotado de herramientas en este sentido (autorregulaciones, códigos, entidades de segundo nivel, etc.). Nuestro sector es el primer interesado en identificar y desmarcarse de aquellas organizaciones que no cumplan realmente con sus fines misionales y que se utilicen para el beneficio personal. Afortunadamente, son casos minoritarios que no empañan el buen trabajo cotidiano de miles y miles de entidades.
No es fácil ser organización no lucrativa hoy en día. Las entidades tienen muchos retos por delante para adaptarse a las exigencias del cambio de época que estamos viviendo. En el exigente entorno actual no vale sólo tener este compromiso social, sino que para recibir el apoyo social las organizaciones deben ser capaces de mostrar su utilidad social y que su aportación es valiosa y merece la pena. Así conseguirán el compromiso de la ciudadanía, las administraciones públicas y todos los actores sociales hacia sus actividades. Y en ello están trabajando activamente las entidades, reconociendo la necesidad de medir el impacto social y encontrar otras maneras de mostrar el valor aportado.
Afortunadamente, nuestro país cuenta con decenas de miles de entidades y personas comprometidas con la sociedad que cada día suben sus persianas para trabajar de manera comprometida y desinteresada en que nuestra sociedad sea un lugar mejor y más agradable para vivir. De hecho, es gracias al trabajo histórico pionero de muchas entidades no lucrativas que hemos ido avanzando en el reconocimiento y cobertura de muchas necesidades sociales. Y esto sigue ocurriendo cada día. Organizaciones sin ánimo de lucro, organizaciones comprometidas con la sociedad.
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