Día de África: compromiso con el desarrollo

Cada año, el día 25 de mayo se celebra el Día de África en todo el mundo: sólo un día para 1.200 millones de personas entre las que se encuentran las víctimas de los principales conflictos y desigualdades del mundo actual. Distintas ONG han alertado y luchan cada día para paliar la difícil situación que vive el continente. Por ello, es fundamental celebrar esta fecha para lograr que África esté presente en nuestras mentes, agendas y acciones los 365 días del año.

Todo empezó cuando en 1958, en la ciudad más grande de Ghana, activistas y líderes políticos crearon la primera Conferencia de estados independientes africanos. Era la primera conferencia panafricana en el continente (Unión de Estados Africanos) y creaba con ella el African Freedom Day, como símbolo de liberación de la dominación y explotación extranjera (ACNUR, 2017). La fecha del 25 de mayo conmemora la creación de la OUA, la Organización para la Unidad Africana (en 2002 pasó a ser la Unión Africana), que se fundó el 25 de mayo de 1963 en Addis Abeba (Etiopía) y que pretendía ser un equivalente de la Unión Europea. La OUA integraba a los países del continente africano y sus objetivos incluían promover la unidad y solidaridad de los estados africanos, erradicar el colonialismo, servir como portavoz del continente ante las instituciones internacionales, y promover la colaboración internacional (AIPC, 2019).

En África viven más de 1.200 millones de personas, el 16 % de la población mundial y, sin embargo, el producto interior bruto (PIB) del continente apenas representa el 1,5 % del total mundial. “A pesar de ser el continente que alberga las mayores riquezas naturales del mundo, las políticas de venta de tierras a países de Europa, el Golfo Pérsico, América, China o India para su explotación indiscriminada, así como la actividad extractiva sin control, las agresiones al medioambiente o la especulación financiera, sitúan a África a la cola del desarrollo (…) Siempre se ha dicho que, paradójicamente, la riqueza de África es su mayor pobreza y mientras no se produzca un cambio radical en las políticas comerciales, medioambientales y financieras, que mantienen a la mayor parte de los países africanos en la pobreza, no podremos hablar ni de justicia en África, ni de justicia con África” (Waldo Fernández a Manos Unidas, 2018).

No se puede aceptar que 228 millones de personas pasen hambre en un continente que, hasta los años 70, era autosuficiente en alimentos y exportaba una media de 1,3 millones de toneladas anuales de alimentos. Hoy, los países de África deben importar, como media, el 25% de los alimentos que consumen.

ACNUR refleja en su web 9 datos para reflexionar acerca de la situación del continente:

1. Los 10 países más pobres del mundo están en África.
2. Millones de personas no tienen alimentos para sobrevivir.
3. Sólo el 11% de los fondos están cubiertos.
4. ACNUR alerta de muertes masivas ante una situación que puede ser peor que en 2011.
5. 46 años es la esperanza de vida en África subsahariana, 22 años menos que la media mundial.
6. 40 de 50 de los 50 países menos desarrollados, 40 de ellos están en África.
7. 5 Millones de refugiados en África.
8. Más de la mitad son niños.
9. Por ejemplo, en Kenia, sólo el 5% de los niños de más de 12 años va al colegio.

Sin embargo, pese a las incontables vicisitudes, África sigue en pie y muestra al mundo signos de esperanza: en años recientes su PIB ha crecido a ritmos superiores al 5%; se han reducido los porcentajes de mortalidad infantil y de malaria; han mejorado las políticas de salud pública y ha aumentado significativamente la escolarización”. Además, África cuenta con una riqueza incontestable: la juventud de su población, la cual cada vez posee mejor formación y está más concienciada de la importancia de defender la africanidad desde la esfera política y social. Ello se suma a la resistencia y resiliencia que posee el pueblo africano ante los golpes constantes que recibe.

La celebración del Día de África es una oportunidad importante para reflexionar sobre los avances y las trasformaciones que han ocurrido en el continente africano así como los problemas que obstaculizan el desarrollo de la región, como la guerra, la desigualdad, la hambruna, la corrupción entre otros. «África, ese continente al que suele tratarse como un todo, pero que está formado por un conjunto de países, de tribus, de culturas y de lenguas muy distintas, debería ser hoy un ejemplo para el resto del mundo» (Braquehais en Manos Unidas, 2020). La justicia social debe ser el principio que guíe al relación con todos los países del continente.