¿Qué podemos hacer si en una asociación nadie quiere ser presidente?

El/la presidente/a de una asociación debe estar rodeado de una Junta Directiva que sea de su confianza, por eso es esta figura la que elige quién debe estar a su lado. La presidencia nunca ha de pensar que se va a encontrar sola ante una deterninada actividad, puesto que esta rodeada de las personas de su confianza. Mi propuesta es que si no quiere asumirlo nadie, toda la asamblea (si no es muy numerosa) o bien todos/as los/as socios/as fundadores/as sean miembros electos en las elecciones.

Lo cierto es que la Ley, al tratar del régimen interno y de actividades de las asociaciones, no hace ninguna referencia al presidente de la Junta Directiva, es más, menciona la posibilidad de que la presidencia de cada Asamblea sea ostentada por el socio que en ese momento se designe (art. 12.c).- Sin embargo, constituye una práctica habitual en los estatutos de cada entidad que exista un presidente, y que sea éste quien ostente la presidencia de la Asamblea. Si, como imagino, en vuestros estatutos figura como órgano de existencia obligatoria, un presidente de Junta Directiva, éste es un requisito de ineludible cumplimiento, razón por la cual es necesario que algún socio sea presidente. En caso contrario, y sin ánimo de ser alarmista, ello puede afectar a la supervivencia de la propia entidad. La única posibilidad, a mi modo de ver, es modificar los estatutos en el sentido de que las funciones de la presidencia sean ostentadas por la Junta Directiva en pleno, la cual vendrá a ejercer tales funciones como órgano colegiado mancomunado. Este sistema de funcionamiento tiene, ciertamente, una viabilidad complicada, pero creo que en vuestro caso, es la única solución. En cualquier caso, sería necesario revisar los estatutos para hacer efectiva esta posibilidad.

Esta respuesta no es vinculante.

En los Estatutos de la Asociación, de forma obligatoria, tiene que venir regulado la forma de designar los órganos de gobierno.

Salvo que sus Estatutos ordenen lo contrario, si nadie acepta la Presidencia de la Asociación, ésta será ejercida por todo el órgano de gobierno, ya que nada impide que la Presidencia sea colegiada (aunque no resulte aconsejable para el funcionamiento diario de la Asociación).

Si en los Estatutos figura que la Presidencia será ejercida de forma individual, y con los mecanismos previstos en los Estatutos para la designación del Presidente no son efectivos, es decir, nadie quiere asumir dicho cargo, la Asociación se ve abocada a convocar una Junta General Extraordinaria, a fin de modificar los mismos, y así preveer otra forma de elección del Presidente, de forma que alguien quiera aceptar el cargo. De lo que no cabe duda es que la Asociación tiene que tener una presidencia, y si nadie acepta el cargo (aunque sea de carácter colegiado), la Asociación no puede estar sin órgano de gobierno, con lo que se vería obligada a su disolución, y es de pensar que la propia Asamblea no va a querer esta solución, con lo que se establecerían los mecanismos para el nombramiento del presidente.

No obstante, si se nos facilitan los Estatutos, podemos ser más concretos en las posibles soluciones.