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Consulta formulada por:
¿Podemos cobrar un sueldo con cargo a fondos públicos o privados por las labores de este proyecto de ocio inclusivo?
20.03.14
Hola
Tras varios años de experiencia en el sector, queremos montar una asociación sin ánimo de lucro, relacionada con el ocio inclusivo, no pretendemos que sea lucrativa sino iría más bien relacionada con el emprendimiento social, por lo que creemos que está es la forma jurídica más adecuada porque pretendemos que los asociados sean motores de la asociación y no solo receptores.
Los promotores, seríamos los socios fundadores, y si nos gustaría saber si es posible que pudiéramos cobrar un sueldo por desempeñar funciones que no fueran del cargo de Junta Directiva (pretendemos que la junta directiva más adelante sean los propios socios) en este caso trabajadora social, logopeda y terapeuta ocupacional…
Podríamos cobrar un sueldo con cargo a fundos públicos o privados por realizar estas labores, es que nos han dicho que siendo socios fundadores no podemos.
¡Muchas gracias por la respuesta!
Respuestas
Opinión anónima
24.03.14
No es muy ético crear una ONG para tener un sueldo y como bien dice un compañero en una consulta de otra ONG, que con estas características la gente no le va a dar dinero ni ayuda.
El espíritu de una ONG es que no haya ánimo de lucro sino solo ayuda a los demás y las personas que en ella actuan lo hacen bajo la forma de voluntariado.
Caso contrario es una empresa.
Suerte
Aportada por:
Teresa Ferraz Hermoso de Mendoza
Abogada
Trabaja en:
Asesor particular
25.03.14
Hola Marivi,
Te voy a exponer unas ideas sobre el emprendimiento social que creo que te van a ser de utilidad como orientación
Empresa Social
Su trabajo debe repercutir en que la sociedad mejore, pero deben conseguirlo manteniendo la rentabilidad económica. Son proselitistas de su propio modelo de emprendimiento y a menudo trabajan en red. Y cada día son más numerosos en España. Son las llamadas empresas sociales, y poco a poco empiezan a abrirse un hueco importante en el tejido empresarial europeo.
El emprendedor social busca obtener beneficios, no para enriquecerse, sino para reinvertirlos en el propio proyecto, quiere que su compañía sea sostenible y, de forma paralela, busca el impacto social de su empresa. El objetivo de estos proyectos es dar solución a un problema social, sea de la envergadura que sea. Esto hace que sean empresarios muy involucrados con su idea de negocio, que trabajan con mucha ilusión
La primera dificultad estriba en definir qué es exactamente el emprendimiento social. En ello está la Comisión Europea. Aunque comparten con muchas ONG su finalidad social, las empresas sociales tienen que ser económicamente sostenibles y concebirse así desde el principio, aunque reciban puntualmente alguna subvención. Esta es la descripción de estas empresas aceptada por todo el mundo académico, a nivel internacional, y asumida por la propia Comisión Europea. Pero esta reconoce, a su vez, que es un problema que “no haya un modelo legal definido para estas empresas”, que se posicionan entre el sector privado tradicional y el sector público. Aunque sí está claro que la característica esencial que las diferencia del resto es que tienen un objetivo social y societario combinado con el espíritu empresarial del sector privado.
Así, la consideración de empresa social se aplica ahora a las compañías según su forma jurídica. Por ejemplo, estarían incluidos en esta definición desde los centros especiales de empleo a las cooperativas, las empresas de inserción laboral y las sociedades anónimas laborales, entre otras. Pero dentro de estas formas jurídicas hay compañías más volcadas en el llamado “beneficio social” que otras. De la misma manera que hay empresas que tienen como objetivo esencial la búsqueda de un bien social y que no son computadas porque están registradas con otra forma jurídica.
Este tema se está tratando aún en la Comisión Europea, porque como hay un déficit de fondos públicos para cubrir el Estado de bienestar se ha detectado que las empresas sociales son un sustituto ideal para hacer actividades que antes realizaban las empresas sostenidas con fondos públicos. También hay muchos servicios que realizan las ONG con fondos públicos que podrían experimentar un cambio. Por ejemplo, una ONG puede montar un centro especial de empleo que consiga financiación para la venta de sus productos o servicios.
Estos proyectos buscan el beneficio para reinvertir en sí mismos
El recorte en las subvenciones públicas está llevando a muchas ONG a intentar reconvertirse en empresas sociales, para intentar ser sostenibles económicamente mediante el uso de herramientas de tipo empresarial.
En España no hay cifras disponibles sobre un sector en el que existe una gran variedad de modelos: desde pequeñas compañías que venden fruta y verdura ecológica y emplean a trabajadores en riesgo de exclusión social hasta empresas que venden objetos hechos con material reciclado o firmas que idean aplicaciones móviles con contenidos educativos destinados a la población de África.
Un ejemplo de organización con fines sociales es Emáus, que está constituida como una fundación. Emáus obtiene beneficios, pero los reinvierte en el proyecto, por eso, con la nueva definición que adopte la Comisión Europea, es presumible que en el futuro este tipo de iniciativas sean consideradas empresas sociales, y puedan optar, como tales, a ayudas específicas. Emáus, entre otras cosas, se dedica al préstamo de bicicletas en ciudades españolas. Las bicis se encuentran repartidas por diferentes puntos estratégicos de la ciudad llamados bancadas, realizadas con la más moderna tecnología, que previene el vandalismo. El usuario se identifica en la bancada con una tarjeta emitida previamente y retira la bici.
En España están muy centrados en ayudar a colectivos desfavorecidos
Otro ejemplo es la Fundación Ana Bella . En este caso se trata de una ONG que también trabaja como una empresa social. Se dedica a la acogida y apoyo a mujeres víctimas de la violencia de género y, entre otras actividades, ha montado un servicio de catering con productos de comercio justo y ecológicos, servido por camareras que forman en cursos que imparte la propia organización.
Las empresas que tienen proyectos destinados a España están muy centradas en ayudar a colectivos especialmente necesitados de apoyo, como personas discapacitadas, enfermos mentales, exdrogodependientes, expresidiarios, mujeres maltratadas, parados de larga duración o jóvenes con formación escasa. Las compañías enfocadas a la ayuda en los países en desarrollo buscan cubrir necesidades básicas, relacionadas, por ejemplo, con la alimentación, la electricidad, el acceso al agua potable, la educación o la sanidad.
Dado que en Europa hay confusión sobre lo que es empresa social y lo que no, la Comisión Europea lanzó en 2011 la Social Business Iniciative. La Comisión está trabajando en la creación de todo un ecosistema a nivel europeo a favor del emprendimiento social para crear mecanismos y estructuras que promuevan el acceso a financiación, mejorar la visibilidad de estas empresas y establecer un marco jurídico claro para este tipo de compañías.
¿Cuál es el canal de financiación de las empresas sociales? El mismo que el de las compañías tradicionales, responden los expertos. Puede ser pública o privada; o las dos cosas. Aunque en este tipo de compañías cala más la financiación colectiva o en masa (una nueva fórmula de financiación, conocida con el término inglés crowdfounding), que consiste en que se busca una pequeña financiación de un amplio grupo de personas. Lo usan desde pequeñas compañías a artistas desconocidos en busca de apoyo para su trabajo. También hay mecenas que invierten en estas empresas, algo que suele estar supeditado a que el proyecto, aparte de tener valor social, lo tenga en lo económico
Los precursores
Las empresas sociales surgen del papel clave de dos personajes. El primero es Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz en 2006 por incentivar el desarrollo social y económico desde abajo, con el desarrollo de los microcréditos. A finales de los años setenta creó el Banco Grameen para pobres, que permitió el acceso a las finanzas de comunidades en riesgo de exclusión.
El segundo personaje clave es el norteamericano Bill Drayton, premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 2011, que, tras un viaje a India en los años ochenta, montó Ashoka, una asociación de emprendedores sociales que en la actualidad es la más grande del mundo y apoya a unos 3.000 proyectos en 60 países. Sin embargo, los expertos resaltan que, a diferencia del proyecto de Yunus, Ashoka defiende el emprendimiento para dar solución a un problema social, independientemente de la idea de non loss, non dividend, es decir, no pone el acento en el modelo de negocio. Otra diferencia es que Grameen es emprendimiento en comunidad, mientras que Ashoka ficha a gente con ideas innovadoras, apoya al individuo.
Uno de los problemas a los que se enfrenta este sector es la medición del impacto social de estas empresas, algo vital para lograr financiación.
Hay varias metodologías y una de ellas la la tasa de recuperación de inversiones sociales —Social Return on Investment (SROI)—. Este índice indica la eficacia y la eficiencia de las inversiones. Aunque tiene una carencia: solo trabaja con elementos tangibles, por ejemplo, lo que se ahorra un Gobierno si la gente no vuelve a prisión. Un intangible sería, por ejemplo, cuánto vale que una persona deje de consumir cocaína, que una familia deje de estar desestructurada y se normalizase, o que una persona recobre la autoestima. ¿Qué ocurre al no incluir estos intangibles en la medicación del impacto social de un proyecto? Lo que pasa es que se confunden valor y coste, de ahí nuestro empeño en introducir estos intangibles, porque si retiramos ese valor añadido, ¿qué aportamos a esta sociedad? Además, si cualquier empresario supiera traducir el valor social en valor económico, porque dispusiera de un ciclo que lo posibilitara, empezaría a resultarle interesante contratar a gente con problemas sociales
¿Dónde hay más empresas sociales? En los países con más emprendedores, responden los expertos. Destacan tres: Estados Unidos, donde está el origen de todo esto y donde hay un sector privado filantrópico importante; el Reino Unido, donde el emprendimiento tiene mucha tradición y el Estado de bienestar está menos cubierto desde el sector público que en otros países, y Francia, donde siempre ha habido preocupación por la ayuda social. Y destacan que, en general, en el sur de Europa hay un alto interés en impulsar este tipo de iniciativas.
A ver en que queda todo esto y de verdad hay una regulación en condiciones
Un saludo
Teresa Ferraz
Opinión anónima
26.03.14
Teresa, enhorabuena te lo has trabajado, pero además creo que tanto a los usuarios como a los profesionales que respondemos a las preguntas nos has dado una visión muy clara del vacío legislativo que existe en España.
De nuevo enhorabuena por tu explicación.
Aportada por:
Teresa Ferraz Hermoso de Mendoza
Abogada
Trabaja en:
Asesor particular
26.03.14
Gracias!!
Efectivamente, como tu dices existe un vacío grande que ahora más que nunca debería ser subsanado ya que ayudaría a muchas personas a comenzar su proyecto social.
Un saludo
Teresa Ferraz