¿Cómo logra una pequeña ONG tener un impacto social enorme?
Las pequeñas ONG podemos provocar cambios de gran alcance. Esta capacidad tiene tres componentes: Tenemos un rostro humano, una actitud de “sí se puede” ante los retos y flexibilidad para responder de forma rápida y colaborativa.
Las pequeñas ONG nacemos porque identificamos una necesidad concreta y buscamos los medios para ayudar a solucionarla, crear conciencia y prevenirla. Sabemos que no hacer nada no es una opción, así que nos enfrentamos a grandes problemáticas creyendo que podemos hacer algo al respecto.
Independientemente de que trabajemos en la prevención de la violencia de la que son víctimas las niñas de una urbanización concreta, una circunstancia con causas y consecuencias globales, trabajamos de forma personal, las personas ven en nosotros una cara que representa a una organización, no un logo. Nos conocen y nosotras a ellas. Enfrentamos problemas globales de forma personal y local.
Las personas con las que colaboramos para erradicar las circunstancias que las afectan negativamente, acuden a nosotros y establecen un puente de confianza que nos permite conocer las realidades en sus aspectos más esenciales, “desde dentro”. Es como tener una invitación personal para acercarte a la problemática que estás intentando resolver.
Además, somos los mejores portavoces de una realidad que conocemos en segunda persona y de cuya evolución sabemos porque somos parte de ella. Nuestras comunicaciones en los medios son por ello personales y cercanas a los espectadores que, a consecuencia de esta cercanía, tienden a recibir nuestro mensaje como el que se recibe de una persona de confianza a la que pueden acudir.
Podemos acudir personalmente a una llamada de ayuda, pero también podemos trabajar a nivel estructural. Como organizaciones pequeñas, sin capas de protocolo, somos capaces de avanzar de la mano de tendencias innovadoras para cambiar las estructuras que reproducen las problemáticas. Siendo pequeñas, aprendemos fácilmente nuevas ideas y podemos cultivar el pensamiento libre y creativo para afrontar los retos.
El nivel de confianza que generan las pequeñas ONG, de persona-ONG a persona, de persona-ONG a servidores públicos, de persona-ONG a medios de comunicación, de persona-ONG a empresas y de persona-ONG a ONG, nos dota de un capital de confianza invaluable. “Lo que ves es lo que hay” puede ser nuestra ventaja a la hora de buscar colaboraciones para nuestra causa.
Con la confianza viene el incremento de demandas a las que atender ¿Cómo podemos conservar nuestra integridad y la confianza depositada en nuestra ONG si crecemos?
Estamos preparadas para el cambio y si llega el momento de crecer, de pasar de contar con unos cuantos voluntarios apasionados a encontrar una fuente sostenible de renovación para contratar plantilla, podremos hacerlo si sabemos sacar partido de lo que caracteriza a las pequeñas ONG: El rostro humano y la confianza que cultivamos.
La imagen es de Gautama Photos en Flickr
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