¿Qué es una inversión socialmente responsable (ISR)?
¡En este artículo te lo explicamos y te animamos a ponerlas en práctica!
Puede que no te interese en principio, que te resulte muy desconocido o que tengas ciertos recelos hacia todo aquello relacionado con acciones, títulos, rentabilidad y demás conceptos financieros. ¿Te atreves a descubrir las alternativas a las inversiones tradicionales que tienen en cuenta aspectos sociales y medioambientales y que resultan beneficiosas para todos?
La inversión social responsable (ISR) puede definirse como la combinación de criterios económicos y no económicos para la compra o disposición de títulos financieros y la canalización de fondos a proyectos productivos. Es decir, son fórmulas financieras que buscan, además de tener en cuenta criterios como la liquidez, la rentabilidad y el riesgo, incorporar premisas vinculadas al desarrollo sostenible, el medio ambiente y la justicia social.
Dentro de los productos de la ISR destacamos los más habituales en el mercado:
Fondos de inversión o pensiones responsables: son patrimonios constituidos a través de las aportaciones de una pluralidad de inversores que son administrados por una sociedad gestora. Si realmente son responsables, incorporan en sus decisiones criterios éticos, sociales, medioambientales y/o de buen gobierno. Se trata del instrumento más importante de la ISR en cuanto a que es el que mayor volumen de dinero maneja.
Por ejemplo, el Fondo de Pensiones Noruego se ha hecho famoso por su compromiso con la sociedad. Para seleccionar sus inversiones cuenta con un comité ético que no duda en desinvertir en ciertas empresas cuando salen a la luz datos “poco correctos” sobre su operatividad –así pasó en 2006 con una gran multinacional llamada Wal-Mart–. Teniendo en cuenta la gran cantidad de dinero que mueven algunas empresas, podemos podemos entender estos fondos como un aliciente para que las empresas desarrollen de verdad la RSC o Responsabilidad Social Corporativa.
Bonos: valores de renta fija para financiar sectores de actividad sostenibles.
Acciones: valores, en este caso de renta variable, de una determinada empresa. Se puede influir en el comportamiento de esta si se posee una participación importante o mediante el activismo accionarial para llamar la atención de la opinión pública y otros inversores.
Fondos para microcréditos: para la concesión de pequeños prestamos que no requieren garantías, a colectivos que no pueden acceder a las fuentes de financiación tradicionales.
Sociedades de capital de riesgo: para la inversión en empresas de características innovadoras y sostenibles.
Cuentas corrientes y depósitos socialmente responsables: ofertados por entidades bancarias que garantizan que el dinero irá destinado a determinados proyectos que cumplen una serie de requisitos. No debemos confundir estos últimos con los solidarios que son aquellos que se limitan a ceder parte de los beneficios, normalmente a alguna ONG.
Algunos expertos aseguran que España que va a la cola de Europa en la implantación de este tipo de instrumentos financieros. Países como Holanda o Inglaterra llevan años incorporando este tipo de comportamientos y se ha demostrado que son muy atractivos tanto desde el punto de vista económico como por su impacto en la sociedad. Su rápido desarrollo nos hace ser un optimistas y pensar que hay un sector de la población que cada vez se preocupa un poco más por saber qué se hace con el dinero que invierte.
Recuerda que hay una alternativa a las fórmulas tradicionales y que esta puede resultar muy beneficiosas para la sociedad. Si las empresas detectan que los inversores, ya sean pequeños, medianos o grandes, se preocupan por el uso que se hace de su dinero, seguramente sean más conscientes de la necesidad y la obligación de ser socialmente responsables.
Para más información sobre estos temas te invitamos a leer el artículo de la Revista científica de Responsabilidad Social de la Empresa: Un análisis comparado del desempeño de la banca ética
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